RENOIR, Pierre Auguste
El impresionismo
es una escuela pictórica francesa activa aproximadamente entre 1860 y 1880, que
pretendía revolucionar la pintura, rompiendo cánones academicistas y "centrada
en la vida moderna: escenas cotidianas que representan los cafés frecuentados
por los artistas, sus talleres, los espectáculos a los que asistían, sus
centros de veraneo y su entorno urbano" (Guillou, 2005). Su pincelada es quizá la mayor innovación,
dado que, interesados por capturar la incisión de la luz en sus modelos,
agilizan y dinamizan sus trazos, otorgando movimiento, viveza, y capturando las
luces y sombras que habían pasado desapercibidas anteriormente.
El grupo estuvo conformado por un gran número de artistas que se fueron adhiriendo al estilo artístico, aunque se cuenta como los fundamentales a Claude Monet -quien aportaría con una de sus pinturas a la denominación del grupo-, Édouard Manet, Edgar Degas, Alfred Sisley, Camille Pisarro, Frédéric Bazille, y en quien ahondaremos en esta ocasión, Pierre Auguste Renoir.
Al indagar por la luz y la impresión de ésta sobre el agua, el cuerpo, los árboles -recurrentes motivos de sus obras- se vieron en la necesidad de abandonar sus estudios y pintar a plein air[1], lo que llevó consigo a que encontraran nuevos temas para pintar, distintos a los tratados por sus precursores, aunque ello no quisiera decir que se oponían por completo a los clásicos, por el contrario, los impresionistas estudiaron notoriamente a maestros como Pedro Pablo Rubens, Dominique Ingres, Diego Velázquez -muy admirado por Renoir- y Eugène Delacroix.

El empleo del color también se vio modificado al estudiar en profundidad la incidencia de la luz en los modelos; además de capturar nuevos colores y tonalidades, los pintores aplicaron colores puros en las telas, suprimiendo la mezcla de los mismos sobre la paleta, como era costumbre, dando lugar a una técnica en la que sólo se aplican manchas de color, que el espectador debe completar en su retina.
La impresionista es una técnica pictórica que consiste en el empleo de pinceladas yuxtapuestas de 'tonos puros', que forman como una 'textura' de toques de color, relegando el negro al mínimo, o incluso suprimiéndolo. De hecho, Renoir decía que la técnica nació por faltarles el negro y sustituirlo por el color azul (Papel de periodico, s.f.).
Como ya es sabido, nada genera más cambios y rupturas en una sociedad que una guerra, y la franco-prusiana (1870-71) no fue la excepción. Aunque con un impacto mucho menor a las mundiales, el conflicto entre Francia y Prusia dio lugar a la captura del emperador Napoleón Bonaparte III y su ejército, afectando de forma dramática la sociedad francesa de la época, y por ende la de los artistas, ya fuera porque eran llamados a filas, porque morían en el frente, porque salían de su país buscando exilio, o porque las consecuencias económicas los apretaran más de lo usual. Estas circunstancias afectaron igualmente sus pinturas, como por ejemplo los paisajes de Londres donde vivieron Pisarro, Monet y Sisley durante la guerra.
Esta guerra, sumado a sus consecuencias -la Comuna de París de 1870 y la reconquista de París- dio lugar a nuevas dinámicas sociales, donde quizá una de las más importantes fue la mixtura de las clases económicas de Francia. Parece irrelevante, pero este hecho cambió radicalmente las conductas y actividades de ocio de los franceses, elemento que quedará registrado en las pinturas del grupo impresionista. La reciente libertad que había sido despertada por la guerra se instauró en los jóvenes, de modo que los bailes al aire libre, las tertulias, las cenas, los deportes, la amistad y el amor comienzan a ser protagonistas en las calles parisinas, tal como lo podemos ver hoy, más de cien años después, a través de la mirada y el estudio de los pintores de aquella época, y de obras tan emblemáticas como las ejecutadas por el mismo Renoir: Baile en el Moulin de la Gallete (1876), El columpio (1876), El palco (1874), En la Grenoullére (1869), En el jardín de Luxemburgo (1883), El almuerzo de los barqueros (1880-81), por citar sólo unos cuantos.
Pierre Auguste Renoir nació el 25 de febrero de 1841 en Limoges, Francia. Era el cuarto hijo de cinco, cuyo padre trabajaba para un sastre. A los 13 años tuvo que buscar empleo para contribuir al sustento de la familia. Entró a trabajar en un taller de pintura de porcelanas. Asistió a las clases de la École des Beaux-Arts entre los años 1862 y 1864, y allí conoció a sus amigos pintores.
Renoir construyó con Monet una sincera relación, compartieron innumerables sesiones de estudio, práctica y tertulia alrededor del arte universal y la nueva técnica que comenzaban a gestar. En Monet, Renoir encontró un referente y también un compañero incansable en la búsqueda de un arte verdadero y fresco. Participó de algunas de las primeras exposiciones impresionistas, pero a medida que pasaba el tiempo, su pintura evolucionaba y la crítica era más espinosa con el grupo. Renoir sintió cada vez menos empatía con las técnicas, filosofías y actitudes de la escuela, por lo que se fue alejando hasta llegar al punto de dejar de considerarse impresionista. A pesar de que el grupo se desintegraba en ideales artísticos, la mayoría conservó una muy buena amistad hasta el final de sus días. Aunque Monet y Renoir dejaran de pintar juntos, compartieron una relación memorable por el resto de sus vidas, tal como sucedió entre otros miembros del grupo.
En general, el impresionista fue un grupo bastante fraternal, en el que además de la indagación estilística, surgieron y se abordaron muchos otros aspectos del día a día; los artistas se sirvieron de apoyo entre sí para afrontar crisis económicas, hasta para compartir tiempo y espacio de trabajo colectivo. Esto ha dotado al Impresionismo de un importante ejemplo de trabajo colectivo en el arte, inexistente hasta el momento; además de no existir referencias de grupos, vanguardias o estilos, los artistas se juntaron en un objetivo que abarcaba mucho más allá del arte como tal, se propusieron pensar el contexto, organizarse para construir un nuevo estilo, y hasta realizar exposiciones autogestionadas y revolucionarias. Esta misma característica fraternal generó un gran número de retratos de los artistas, pues entre ellos se pintaron múltiples veces, así como también a sus familias, amigos y cercanos al círculo de intelectuales del momento parisino. Por ejemplo, Bazille retrató a Renoir, este último al primero, a Monet, a la familia Charpentier, y a otro gran número de amigos que aparecen en El almuerzo de los barqueroscomo el pintor Gustave Caillebotte, la actriz Jeanne Samary o el historiador y crítico de arte Charles Ephrussi.
[1] Término francés que significa "al aire libre"